Al comprar una camioneta, muchos lo hacemos pensando en la conducción todoterreno, una experiencia emocionante y desafiante que permite explorar superficies difíciles con libertad y seguridad. Sin embargo, uno de los aspectos clave para garantizar un viaje exitoso es conocer la velocidad ideal para cada tipo de terreno.

Es por eso que, si estás pensando en aventurarte en rutas fuera del asfalto, es esencial que comprendas cómo ajustar tu velocidad para maximizar el control y la seguridad en cada situación.

Factores que influyen en la velocidad todoterreno

A diferencia de la conducción en carretera, donde la velocidad está regulada por el tráfico y las señales, el manejo todoterreno exige una evaluación constante del entorno. El margen ideal depende de múltiples factores, como el tipo de terreno. Así, por ejemplo, superficies como arena, barro, rocas, nieve o grava requieren ajustes específicos para mantener el control y evitar atascos o deslizamientos.

Las condiciones climáticas también juegan un papel clave en la velocidad y estabilidad del vehículo. La lluvia, la nieve o la humedad pueden reducir la tracción, haciendo necesario reducir la velocidad y ajustar la técnica de conducción. Adaptarse a estos factores ayuda a prevenir accidentes y a mejorar el desempeño en terrenos irregulares.

Finalmente, la experiencia del conductor es determinante, ya que un mayor nivel de habilidad permite maniobrar con mayor precisión y seguridad. Ahora bien, si lo que buscas es un rango general de velocidades para tenerlo como guía, a continuación, te ofrecemos nuestra aproximación.

También te puede interesar: ¿Para qué sirve la alineación y balanc

Arena y dunas

Cuando se conduce un modelo de camioneta sobre arena, es importante mantener un ritmo constante y evitar frenazos bruscos para no quedar atrapado. La velocidad recomendada suele estar entre 30 y 50 km/h, dependiendo de la consistencia de la arena. En cambio, en dunas altas, es mejor acelerar en los ascensos y reducir la velocidad en los descensos para evitar pérdida de control.

Barro y lodo

El barro puede ser uno de los terrenos más complicados incluso para un conductor experto debido a su capacidad para hacer que las llantas pierdan tracción. En estas condiciones, una velocidad entre 5 y 25 km/h es la mejor opción. Es clave mantenerla baja pero constante para evitar quedarse atascado. Además, utilizar el sistema de tracción en las cuatro ruedas mejorará la estabilidad del vehículo.

Rocas y terrenos irregulares

Las superficies rocosas requieren precisión y control para evitar daños en el vehículo. La velocidad ideal en estos casos es de 3 a 10 km/h, permitiendo que el sistema de suspensión absorba los impactos y mantenga la estabilidad. Avanzar lentamente mejora la tracción y reduce el riesgo de deslizamientos o golpes en el chasis. Además, es clave usar neumáticos adecuados y ajustar la presión para optimizar el agarre. Finalmente, una conducción técnica y el uso de marchas bajas ayudan a sortear obstáculos con mayor seguridad.

Nieve y hielo

Las superficies cubiertas de nieve o hielo pueden ser muy resbaladizas, por lo que es fundamental conducir con precaución. La velocidad recomendada es de 10 a 40 km/h, dependiendo de la cantidad de nieve y el grado de congelamiento del suelo. En esta misma línea, se recomienda reducir la presión de los neumáticos para mejorar la tracción y utilizar cadenas si es necesario.

Grava y caminos de tierra

Este tipo de superficie es común en rutas todoterreno, y la velocidad puede variar entre 30 y 60 km/h. Si el camino tiene curvas cerradas o desniveles, es recomendable reducir la velocidad para evitar derrapes. La suspensión de la camioneta debe estar diseñada para absorber impactos en este tipo de terreno, proporcionando una conducción cómoda.